Siempre juntos: la historia de amor de Vero, Gerar… y Hugo
Verónica y Gerardo se conocieron en el colegio y como ocurre con todas las cosas buenas, que pasan cuando no las buscas y cuando menos las esperas, se enamoraron.
El mismo destino que quiso juntarles, quiso también que desde entonces no hayan vuelto a separarse. Se complementan, comparten amigos y pasión por viajar. Quienes les conocen saben que no podrían vivir el uno sin el otro.
Gerar es cocinero y tiene su propio restaurante, El Descansillo, en la zona histórica de La Coruña. Cocina tradicional de esa bonita tierra, con los mejores ingredientes de la costa atlántica y un ambiente acogedor y desenfadado de esos que hacen sentir en casa a todo el que lo visita.
Vero cumplió su sueño de ser médico y pasa las horas en el hospital mientras Gerar está entre fogones y su pequeño Hugo, de tres años y medio juega entre risas en el patio del colegio.
Porque Hugo, un niño encantador y cariñoso que se mete a todo el mundo en el bolsillo, fue uno de los protagonistas en el día en que sus papás volvieron a prometerse amor eterno. Siempre he pensado en que hay algo muy especial en el hecho de que un niño pueda acompañar a sus padres en el día de su boda, pero ahora que soy madre, sé que es mucho más bonito de lo que imaginaba.
Vero y Gerar se casaron en el ayuntamiento de La Coruña y lo celebraron con familia y amigos en La Rectoral de Cines, en cuyo patio realizaron una original y divertida ceremonia, en la que de repente empezó a cantar alguien, acto seguido en otro lado del patio otra persona, y otra, y otra… hasta que al final acabaron todos los amigos cantando juntos para los novios.
Vero siempre supo que su vestido lo confeccionaría Javier Quintela, ya que desde siempre ha confiado en él para vestirla en las ocasiones especiales. Nadie como Javier sabe reflejar su personalidad en cada uno de los vestidos que ha hecho para ella.
Eligió un precioso dos piezas. Debajo, vestido lencero de satén con pasamanería en cintura, tirantes y escote corazón, con sutiles transparencias, escote en la espalda y una caída extemadamente femenina. Sobre él, un vestido camisero de tul bordado, con escote caja y manga ranglán, abrochado en la cintura y con la parte superior ablusada.
Como complementos sus zapatos de Uterqüe, su ramo de astilbe rosa de La Florería y una cinta en el pelo idéntica a las que adornaban los jarroncitos con flores que regalaron a los invitados.
Gerar vistió un traje a medida de Massimo Dutti.
Los niños soltaron palomas y todos cerraron los ojos durante un minuto para que Gerar y Vero paseasen entre su gente más querida y tuviesen ese minuto de magia para recordar.
Después comieron en el jardín bajo las pérgolas. De postre, los deliciosos dulces de Enza di Piazza y el carrito de los helados de La Colón, una heladería artesana de la Coruña, la ciudad que les vió enamorarse.
Hubo música en directo y juegos para los niños hasta que al caer la noche, llegó la hora de subir a la terraza cubierta donde la fiesta se prolongó hasta la madrugada.
Sin duda una de las bodas más especiales que he compartido. ¡Que seáis muy felices!
Las preciosas fotografías son de Helm and Anchor.